¿Sabemos escuchar a los demás o solo nos limitamos a oír lo que nos dicen sin tener en cuenta el contenido emocional de sus palabras? Para una buena comunicación interpersonal hace falta la escucha activa. Son muchas las definiciones propuestas para la habilidad de la escucha activa, pero todas convergen en que se trata de la habilidad con dos ingredientes principales: la comprensión y el cuidado. Estas dos características componen la base de la escucha activa. En el marco de la escucha activa, destinamos gran parte de nuestros recursos a intentar entender el mensaje de la persona a la que escuchamos. Además, le damos información a nuestro interlocutor de si entendemos aquello que está intentando trasmitirnos. Significa, por tanto, estar psicológicamente disponible y atento a los mensajes de quien nos habla. Lo contrario de la escucha activa sería la escucha distraída. En la escucha distraída estamos presentes en el lugar de la interlocución, pero nuestra mente está priorizando
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